Una de las palabras que para mí —y hago hincapié en eso de “para mí”— ha perdido su significado tradicional es “milagro”, a saber: hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino. Si uno no cree en el origen divino de las cosas, difícilmente podrá creer en los milagros y menos aún en obrarlos. No obstante, hablaré de “milagro” como aquel hecho de muy difícil explicación que se escapa a la lógica y razón humanas tal y como las entendemos hoy.
Hace unos mil años, la media de edad estaba entre 30 y 40 años. Convengamos que 40 años era la edad en la que la mayoría de personas moría ya anciana. Por eso me llama mucho la atención que Germán “El Contrahecho” (1013-1054) llegara a vivir 41 años. En ese sentido sí que podríamos considerarlo el milagro del siglo XI. ¿Cómo es posible que una persona de aquel entonces, con espina bífida, labio leporino, paladar hendido y parálisis cerebral pudiera vivir tantos años? Sin duda: por el cuidado y el amor de las personas que lo rodearon. Por eso es tan importante crearse una “estructura de apoyo” cuando uno se embarca en un proceso de desarrollo personal o profesional, porque las cosas resultan más fáciles con esos apoyos.
Hermannus der Lahme, su nombre en alemán, también conocido en latín como Hermannus Contractus y en castellano como Germán “El Contrahecho”, nació en una familia noble de una pequeña ciudad del suroeste de Alemania llamada Altshausen. Sus padres, al ver los problemas de salud con los que su hijo había llegado al mundo, decidieron a los pocos años llevarlo a una abadía benedictina en Reichenau, una diminuta isla en el lago Constanza. Y allí vivió y murió, pero no como una persona cualquiera, pues llegó incluso a ser abad y escribió sobre filosofía, ciencia y también compuso mucha música. Llama la atención que alguien que, debido a sus carencias físicas, apenas podía moverse, escribir ni hablar, sin embargo, escribió e investigó, aprendió cuatro idiomas (alemán, latín, griego y árabe), compuso música e incluso cantó durante muchos años. ¿Un milagro?
El conjunto Ordo Virtutum grabó en 2013 parte de la obra de Hermannus Contractus para el sello Raumklang y el CD se titulaba precisamente “El milagro del siglo” (The Miracle of the Century). Y es precisamente esta grabación la que recomiendo aquí. Al trío de compositores de la Edad Media Otfrid von Weissenburg, Kassia y Notker Balbulus, añado ahora un cuarto, Hermannus, que nació un siglo más tarde que sus antecesores. Sin duda, un ejemplo de que querer es poder, y de que con amor se llega muy lejos.
Michael Thallium
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One of the words that hast lost his traditional meaning for me — and I emphasise «for me» — is the word «miracle», namely: an extraordinary and welcome event that is not explicable by natural or scientific laws and is therefore attributed to a divine agency. If you do not believe in the divine origin of things, then it should be difficult to believe in miracles, let alone about working them. Nevertheless, I will speak of «miracles» as those events very difficult to understand which escape from human logic and reason.
Around 1000 years ago, the average life expectancy ranged from 30 to 40 years old. Let’s say 40 was the age at which most people died. In other words, at 40 you were really old! That is why I am amazed at Hermann the Lame (1013-1054) who reached 41. I think we could consider this a miracle of the 11th century. How is it possible, in those times, that a person with a cleft palate, spina bifida and cerebral palsy could make it until his forties? Undoubtedly, because of the care and love of those around him, those who supported him. That is why it is so important to create a «supportive structure» when you embarked on a process of personal or professional development. Things are much easier with the support of those around you.
Hermannus der Lahme, his name in German, also known in Latin as Hermannus Contractus and in English as Hermann the Lame, was born to a noble family in the little town of Altshausen, in southwest Germany. His parents, when they saw all the physical problems their son was born with, they decided to send him to a benedictine abbey in Reichenau, a tiny island in Lake Constance. He lived and died there. But he was a really extraordinary person. He even became an abbot. He wrote about philosophy, mathematics, science and he even composed music. It is striking that someone with all his disabilities, who could hardly move, write and speak, however, he wrote books, researched, learnt four languages (German, Latin, Greek and Arabic) and composed beautiful music and even sang for many years. Is that a miracle?
The ensemble Ordo Virtutum recorded back in 2013 part of Hermannus Contractus music for the label Raumklang. And this CD is entitled “The Miracle of the Century». This is a recording I cannot recommend enough. To the gang of three Otfrid von Weissenburg, Kassia and Notker Balbulus, I add now a fourth member: Hermannus. He was born a century after his three predecessors and he is, without a doubt, an example of that old saying: where there is a will, there is a way. And yes, with love you can go long, long ways.
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