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Ēriks Ešenvalds, la aurora boreal y todo lo demás

Ēriks Ešenvalds, la aurora boreal y todo lo demás


Autumn Moon (Luna de otoño), Scott Kahn
Autumn Moon (Luna de otoño), Scott Kahn

De Ēriks Ešenvalds (n. 1977) supe por primera vez en mayo de 2014 cuando me encontraba yo en Riga para obtener unos certificados de navegación que me permitirían trabajar unas semanas más tarde por el Ártico durante cuatro meses a bordo del buque de expediciones M/V Plancius de la empresa holandesa Oceanwide Expeditions. En mis ratos libres, aproveché para recorrer Riga en busca de compositores letones vivos. Para ello acudí a distintos lugares, entre ellos el conservatorio de Riga y también pregunté a gente de la calle que pudiera darme pistas. Al final terminé en la única tienda de Riga en la que se venden partituras de compositores letones: Musica Baltica. Allí pregunté por cuáles eran los compositores letones vivos de referencia y una de las chicas que trabajaba en la tienda, muy amablemente me dio tres nombres: Peteris Vasks (de quien yo ya había escuchado música antes de viajar a Riga), Ēriks Ešenvalds y Rihards Dubra. Le pedí a aquella chica que me proporcionase las direcciones de correo electrónico para ponerme en contacto con ellos. Al final, tras algún que otro inconveniente, logré reunirme con Rihards Dubra, una persona de la que guardo un muy buen recuerdo y con quien espero volver a encontrarme en alguna otra ocasión. Con Ēriks Ešenvalds no pude reunirme. Yo ya me había marchado de Letonia cuando recibí un correo de Ēriks disculpándose por la falta de tiempo para vernos. Ahí quedó la cosa.

Los meses pasaron. Como he dicho, estuve cuatro meses de expediciones por el Ártico y a finales de septiembre de 2014 regresé a Madrid. El tiempo siguió transcurriendo hasta que, a mediados de enero de 2015, unos ocho meses después de nuestra primera toma de contacto, recibí un correo en el que Ēriks Ešenvalds me avisaba del inminente lanzamiento de Northern Lights (Aurora boreal), su último trabajo para el sello Hyperion. Ayer, primer día de febrero, lo compré en iTunes y estuve escuchándolo -su música también me acompaña mientras escribo estas palabras.

En el último par de años, no sé muy bien por arte de qué cosa -quizás de birlibirloque-, en la vida se me presentan situaciones en las que comienzo a atar cabos. Habiendo podido presenciar yo mismo la formación de auroras boreales durante alguna de las expediciones por el Ártico a bordo del M/V Plancius, el último trabajo de Ēriks Ešenvalds cobra un significado especial para mí. Una de las primeras personas que me vinieron a la cabeza cuando ayer estaba escuchando Northern Lights fue Henk Strietman, a quien conocí durante aquellos meses árticos y con quien tuve muy interesantes conversaciones sobre la vida, la música y el Ártico. Por medio de Henk supe de otras músicas para mí desconocidas hasta entonces, entre ellas Y Dios creó a las grandes ballenas del estadounidense Alan Hohvaness (1911-2000), Canto Ostinato del holandés Simeon ten Holt (1923-2012).

Northern Lights se grabó en la capilla del Trinity College y en la catedral de Ely. Los intérpretes son el Coro del Trinity College dirigidos por Stephen Layton. El álbum consta de 16 canciones para coro en distintos idiomas, inglés, latín, sami y letón. Que conste que si estoy escribiendo sobre estas obras es porque considero que se trata de una música coral bellísima que en mi opinión resistirá el paso del tiempo.

The Icebergs, Frederic Edwin Church, 1861.
The Icebergs, Frederic Edwin Church, 1861.

La primera de las obras es O salutaris hostia, probablemente la más conocida de las obras de Ešenvalds. El texto está en latín y se corresponde con una antífona para la fiesta del Corpus Cristi. O salutaris hostia es una canción meditativa con unas bellísimas melodías diatónicas para dos sopranos sobre un fondo coral susurrante y sublime. Uno no puede quedarse indiferente ante estas armonías que califico de emocionantes y hermosas. The New Moon (La luna nueva) es la segunda obra del álbum y se basa en un poema de la malograda poetisa estadounidense Sara Teasdale (1884-1933) quien terminó suicidándose. Es una obra caracterizada por el uso de vasos de cristal y campanillas que confieren una atmósfera de otro mundo a las voces del coro. Psalm 67 (Salmo 67) es una obra que comienza como un canto llano para barítono que luego es respondido por el coro y que concluye con el barítono acompañado por el susurro del conjunto coral. Trinity Te Deum comienza con una potente introducción de un conjunto de viento metal y percusión a modo de fanfarria a la que se une el coro seguido el órgano. La sonoridad producida por el viento metal, la percusión, el coro y el órgano confieren a esta obra un carácter especial de himno suavizado por el empleo del arpa en alguno de los pasajes. Northern Lights (Aurora boreal) comienza con el susurro del coro al que inmediatamente sigue la voz masculina de tenor a modo de canto llano y que se ve arropado por la fricción de los vasos de cristal que confieren a la obra esa atmósfera misteriosa que evoca la aurora boreal. El texto consta de tres partes: la introducción en letón que se corresponde con la letra de una canción popular letona; una parte intermedia basada en un texto del explorador del Ártico Charles Francis Hall (1821-1871) quien murió envenenado por algún miembro de la tripulación durante la Expedición Polaris; la tercera parte está basada en el texto de otro explorador del Ártico, el noruego Fridtjof Nansen (1861-1930), quien fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1922. Es la obra que da título al álbum, ¡por algo será! A Northern Lights le sigue The Heavens’ Flock (El rebaño de los cielos), basada en un poema del estadounidense Paulann Petersen (n. 1942), The Early Rose, un canto coral acompañado de arpa, basado en un texto de la poetisa australiana Emma Jones (n. 1977), Merton College Service, basado en textos en latín del evangelio de Lucas, Rivers of Light (Ríos de luz), que comienza con un texto del folclore sami, del pueblo lapón, Ubi Caritas, con texto en latín basado en una antífona para el Jueves Santo, Amazing Grace, basada en el conocidísimo himno del británico John Newton (1725-1807), O Emmanuel, obra para coro y mezzosoprano con texto en latín de una antífona para el 23 de diciembre, Who can sail without the wind? (¿Quién puede navegar sin el viento?) con texto en inglés basado en la canción popular sueca Vem kan segla förutan vind?, Stars (Estrellas) basada en otro poema de Sara Teasdale y que comienza con el sonido de vasos de cristal, Only in Sleep (Solo en sueño), obra basada en otro poema de Sara Teasdale y que cierra este maravilloso álbum.

Invito a quien lea estas palabras a que escuche esta música, porque no le va a dejar indiferente. Es una música bella, sencilla, llena de emociones y espiritualidad, evocativa. Y para quienes nunca hayan visto la Aurora boreal ni viajado por el Ártico, quizás la música de Ešenvalds les transporte a un mundo que reconozcan en toda su plenitud si alguna vez miran al cielo y comienzan a atar cabos. Y esto me suscita una pregunta: ¿qué nos hace atar cabos?

Michael Thallium
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Autumn Moon (Luna de otoño), Scott Kahn
Autumn Moon (Luna de otoño), Scott Kahn

I first learnt about Ēriks Ešenvalds (b. 1977) in May 2014, while I was in Riga in order to get some navigational certificates which, a couple of weeks later, would allow me to sail around the Arctic on board the M/V Plancius, a vessel where I spent four months working for the Dutch company Oceanwide Expeditions. In my spare time in Riga, I took the chance to walk around the city trying to find out about some living Latvian composers. In order to do that, I visited different places, among them the Jāzeps Vītols Latvian Academy of Music and I also asked people on the streets. Finally, I ended up in a music shop, apparently the only shop you can find scores of Latvian composers in Riga: Musica Baltica. There I aksed one of the shop assistants if she could give me the name of some relevant living Latvian composers. Very kindly, she gave me three names: Peteris Vasks (I had already heard of him before flying to Latvia and I had also listen to some of his music), Ēriks Ešenvalds and Rihards Dubra. I asked her if it would be possible to get their email addresses, because I wanted to get in touch with them. In the end and after some complications, I managed to meet Rihards Dubra, a person whom I have very good memories and someone I hope to meet again someday, somewhere. I could not make it to meet Ēriks Ešenvalds. By the time I got an email from Ēriks explaining that he had no time for a meeting, I had already left Latvia. And that was it!

Months went by. I spent four months around the Arctic working for Oceanwide Expeditions and I came back to Madrid by the end of September. Time kept passing until mid January 2015, when I received an email from Ēriks Ešenvalds, around eight months after our first contact. In his email, he told me about the imminent launching of Northern Lights, his latest work for Hyperion Records. Yesterday, first of February 2015, I downloaded his work from iTunes and I spent my Sunday afternoon listening to it -I am also listening to his music while I am writing these words now.

In the last couple of year, as if by magic, life has presented me with situations where I started connecting dots. Having the chance to witness the formation of the Northern Lights over my time around the Arctic on board the del M/V Plancius, Ēriks Ešenvalds’ latest work takes on a special meaning to me. One of the first persons who came to my mind while I was listening to Northern Lights was Henk Strietman, whom I met during those Arctic months. I remember having very interesting conversations with him about life, music and the Arctic. It was thanks to him that I learnt about some composers and their music, a completely new world for me. Among others And God created the great whales by Alan Hohvaness (1911-2000), Canto Ostinato by Simeon ten Holt (1923-2012).

Northern Lights was recorded at both the Trinity College Chapel and the Ely Cathedral. The music has been performed by the Trinity College Choir conducted by Stephen Layton. The album consists of 16 songs for choir and some peculiar instruments such as harp, organ, brass, percussion, glass and chimes… The songs are based on different texts in different languages: Latin, English, Sami and Latvian. If I am writing about these works now, it is because I consider they are beautiful choral music which, in my opinion, will stand the test of time.

The Icebergs, Frederic Edwin Church, 1861.
The Icebergs, Frederic Edwin Church, 1861.

The first track, O salutaris hostia, may be the most popular work among Ešenvalds’. It is based on a Latin text from an antiphon for the feast of Corpus Christi. O salutaris hostia is a meditative song with beautiful diatonic melodies for two sopranos hovering over the whispering and sublime voices of the choir. You cannot remain indifferent before such peaceful harmonies, emotional, spiritual, simply beautiful. The New Moon is the second track of the album and it is based on a poem by the troubled and tragic American poet Sara Teasdale (1884-1933) who died by her own hand in 1933. You can hear the sound of wine glasses and chimes which create an other-worldly atmosphere behind the quiet singing of the choir. Psalm 67 starts with a plain chant for baritone followed by the choir. Trinity Te Deum starts with a powerful introduction by the brass ensemble and the percussion in the style of a fanfare followed by the choir and the organ, a kind of hymn embellished by the sound of the harp in some passages. Northern Lights starts with a quiet unison by the choir followed by the singing of a tenor voice in the style of plain chant and again surrounded by the mystical sound of wine glasses evoking the tantalizing Northern Lights. The text is divided into three parts: the intro in Latvian and based on a Latvian folk song, the second part is based on a text by the American Arctic explorer Charles Francis Hall (1821-1871) who was poisoned by one of his crew members during the Polaris Expedition; the third part is based on a text of another Arctic explorer, the Norwegian Fridtjof Nansen (1861-1930), who was awarded the Peace Nobel Prize in 1922. This is the work which gives the name to the album. There must be a reason for it!! It is followed by The Heavens’ Flock, based on a poem by Paulann Petersen (b. 1942), The Early Rose, a choral singing acompanied by harp and based on a text by the Australian poet Emma Jones (b. 1977), Merton College Service, based on Latin texts from Luke’s gospel, Rivers of light, which starts with a text in Sami in the style of a folk song, Ubi Caritas, based on a Latin antiphon for Maundy Thursday, Amazing Grace, based on the well-known hymn by John Newton (1725-1807), O Emmanuel, a work for choir and mezzosoprano with a Latin text from an antiphon for 23 December, Who can sail without the wind? an English text based on the Swedish folk song Vem kan segla förutan vind?, Stars based on a another poem by Sara Teasdale and, finally, Only in Sleep, also based on poem by Sara Teasdale, a perfect end for this album.

I enourage anybody who is reading these words to listen to Northern Lights. You will not remain indifferent. It is beautifuf music, simple, full of emotions and spirituality. And for those of you who have never seen the actual Northern Lights, maybe the music of Ēriks Ešenvalds helps you to be transported to a world you will fully understand if you ever look at the sky and start connecting the dots. And this leads me to the following question: what makes us connect the dots?

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