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Samuel Adler: No se vive más que una vez

Samuel Adler: No se vive más que una vez

“Los premios son maravillosos. A uno le encanta recibirlos, pero lo más importante es que espero que mi legado sea haber escrito música que signifique mucho para las personas. Y, también, como he sido profesor durante tantos años, he sido bendecido con los estudiantes más talentosos que uno pueda imaginar. He tenido cientos y cientos de estudiantes que realmente llegaron a algo. Y para mí eso es una gran satisfacción y una recompensa más que un premio. Mi padre fue un hombre maravilloso y siempre enseñaba que el objetivo de la vida debería ser que cuando uno fallezca, los demás digan: esta es una vida que ha hecho del mundo un lugar mejor.” – Samuel Adler

Samuel Adler Once Lives but OnceMe llamó la atención el título de la portada. Era una caja de cedés. En ella aparecía una foto en blanco y negro de un hombre mayor, sonriente y con gafas, apoyando la barbilla sobre su mano derecha en la que además sostenía un lápiz. En el texto se podía leer Samuel Adler, One Lives but Once: A 90th Birthday Celebration (No se vive más que una vez: Una celebración del 90º cumpleaños). Tomé la caja en mis manos. Después de leer someramente la información sobre las grabaciones que contenían los cedés, miré a Jose, uno de los encargados de La Quinta de Mahler (LQM), un rincón musical en Madrid que suelo frecuentar, y le pregunté:
—¿Conoces a este compositor?
— No tengo ni idea —respondió con la mayor de las sinceridades.

Ese comentario, viniendo de Jose, a quien considero una persona bastante entendida en música clásica, quizás me echara atrás en la compra de la susodicha caja. Volví a dejarla sobre la mesa: “Cuando llegue a casa, ya indagaré sobre quién es el tal Samuel Adler”, pensé. En su lugar, compré un cedé del sello Chandos que Jose me recomendó: Edvard Grieg, Música Incidental para “Peer Gynt” y el conocidísimo Concierto para piano y orquesta en la menor«. He de decir que la recomendación fue muy buena: una vez que uno escucha la música incidental (con coros, tres sopranos y un barítono) para Peer Gynt, la Suite homónima sabe a poco, se queda coja.

Una semana más tarde, quise regresar a LQM para decirle al “recomendador” que había acertado de pleno con su recomendación. Entretanto, yo también había hecho mis pesquisas sobre Samuel Adler. Nació en 1928 —los compositores Einojuhani Rautavaara y Karlheinz Stockhausen nacieron ese año también, pero no han tenido una vida tan larga como Adler— en Alemania y su familia huyó a los Estados Unidos en 1939 cuando él tenía once años. Samuel Adler es un compositor, director de orquesta y profesor nacionalizado estadounidense, muy prolífico, y con un currículo apabullante en la fecha en que escribo estas palabras, Samuel Adler tiene 90 años, con más de 400 obras de todos los géneros musicales a sus espaldas: óperas, oratorios, sinfonías, conciertos, cuartetos de cuerda… Ha dedicado la mayor parte de su vida a la enseñanza. También es autor de varios libros entre los que destaco El estudio de la orquestación y su autobiografía Building Bridges with Music (Construir puentes con la música), publicada en 2017 y aún no traducida al español, y que estoy deseando leer en cuanto me llegue por correo, la encargué ayer mismo. Adler estudió nada más y nada menos que con Paul Hindemith, Aaron Copland, Walter Piston, Paul Pisk, Serge Koussevitzky y Randall Thompson…

Cuando regresé a LQM, esta vez sí que me llevé la caja del sello escocés Linn Records. Me daba la impresión de que lo que me había llamado la atención una semana atrás, en el fondo, encerraba algo grande. En cualquier caso, la ocasión lo merecía: un compositor veterano y vivo, pero nuevo para mí, cuya música podría descubrir. De hecho, mientras escribo estas palabras, estoy escuchando los cedés de “No se vive más que una vez”, esa particular celebración de un nonagenario con tantas vivencias y cosas que contar. Su música está impregnada de aires americanos, pero a la vez tiene mucho de europea. Diría que en ella convergen las distintas corrientes de la música de concierto occidental. La caja consta de tres cedés con las sinfonías 1 y 2; un concierto para piano y orquesta, otro para guitarra y orquesta, otro para violín y orquesta y otro para quinteto de viento y orquesta; Cinco scherzi para coro, guitarra y viola; y tres obras tituladas Man lebt nur einmal (No se vive más que una vez, para orquesta), Into the Radiant Boundaries of Light (Hacia dentro de las radiantes fronteras de la luz, para viola y guitarra) y Ports of Call (Puertos de escala, para dos violines y guitarra).

Es cierto que nunca antes había oído hablar de Samuel Adler hasta el día en que, por casualidad, di con su música en LQM, pero ahora me llama muchísimo la atención que no se hable más de este compositor. Ni siquiera Alex Ross en su conocido libro El ruido eterno, que es un repaso por la música del siglo XX, lo menciona ni una sola vez. Quizás sea ese el precio que han de pagar quienes se dedican a la enseñanza durante tantísimos años: su labor afecta a la eternidad, pero pasa inadvertida ante la mayoría de personas.

Resumir 90 años de existencia en unas pocas palabras es imposible. No se vive más que una vez… Tengamos la mente abierta a todo aquello que nos queda por descubrir y decir.

Michael Thallium

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“Awards are wonderful. One loves to get them, but the most important thing is I hope that my legacy will be to have written music that will mean a great deal to people. And also, since I’ve bee a teacher for so long, I’ve been blessed with the most talented students imaginable. I’ve had hundreds and hundreds of students who have really made it. And that to me is a great satisfaction and a real reward rather than an award. My father was a wonderful man and he always taught that the aim of life should be that when one passes away, people will say that this life made the world a better place.” – Samuel Adler

Samuel Adler One Lives but Once EnThe title on that cover caught my attention. It was a CD box. A white and black picture of an old man wearing glasses and slightly smiling was featured; his chin upon his right hand holding a pencil. The text read: Samuel Adler, One Lives but Once – A 90th Birthday Celebration. I took the box in my hands. After I cursorily read the information about the tracks contained on the CDs, I looked at Jose, one of the shop attendants at La Quinta de Mahler LQM, a wonderful cultural and musical corner in Madrid I often visit, and I asked him:
“Do you know this composer?”
“I have no idea!” he answered most candidly.

Coming from Jose, who I consider quite a knowledgeable person when it comes down to classical music recordings, that comment made me have a think coming and I did not buy the aforementioned CD box. I put it back on the table and thought to myself: “I’ll find out about that Samuel Adler when I get home.” I bought another CD instead that Jose recommended me: Edvard Grieg’s Incidental Music to Peer Gynt and his famous Piano concerto in A minor, a recording on label Chandos. I must say that his recommendation was top notch: once you listen to Grieg’s incidental music to Peer Gynt (with choir, three sopranos and a baritone), then his Suite of the same name sounds but a little faulty.

I week later, I wanted to come back to LQM so that I could personally thank the «recommendator» because he had nailed it with his recomendation. Meanwhile, I had also been making my inquiries about Samuel Adler. He was born in 1928 —the same year as the composers Einojuhani Rautavaara and Karlheinz Stockhausen, although they both have already passed away— in Germany, but his family fled to the United States in 1939 when he was eleven. American nationalized, Samuel Adler is a very prolific composer with an awesome Curriculum Vitae by the time I am writing these words, he is 90 years old… and still kicking! He has written more than 400 works in all musical genres: operas, oratorios, symphonies, concertos, string quartets… Adler has devoted a great deal of his life to teaching. He is also the author of several books, of which I would like to highlight The Study of Orchestration and his autobiography Building Bridges with Music, which I am willing to read as soon as I get it I ordered it online yesterday—. He studied with Paul Hindemith, Aaron Copland, Walter Piston, Paul Pisk, Serge Koussevitzky and Randall Thompson… No more no less!

This time, when I got back to LQM, I did buy that CD box on the Scottish label Linn Records. I had the feeling that what had caught my attention a week earlier might hold something great to be treasured. Anyway, the occasion was worth it: an experienced composer, still alive but new to me, whose music I could discover. Actually, while I am writing these lines, I am listening to One Lives but Once, that particular celebration of a 90-year-old man with so many life experiences and things to say. In his music, you can taste American flavours, but it also has a lot of European flavours. I would say Samuel Adler absorbs and merges all different currents in Western concert music. The box contains three CDs with symphonies 1 & 2, the Concertos for piano, violin, guitar and windwood quintet, Five Scherzi for choir, guitar and viola, Man lebt nur einmal (One Lives but Once) for orchestra, Into the Radiant Boundaries of Light for viola and guitar and Ports of Call for two violins and guitar.

It is true that I had never heard of Samuel Adler until that day I came across his CD box at LQM, but now I am struck by the fact that this composer is not mentioned more often. Not even Alex Ross on his best seller The Rest Is Noise writes a single word about Samuel Adler. This may be the prize to be paid by those who devote themselves to teaching for so many years: their work may affect eternity, but it is overlooked by most people.

To squinge 90 years of existence in just a few lines is impossible. One lives but once… Let’s just keep open-minded to everything yet to be discovered and said.

Michael Thallium

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