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Ser creativo, ¿para qué?

Ser creativo, ¿para qué?

Este artículo está dedicado, con profundo agradecimiento, a Pascual Egea.

Ser creativoPor lo que respecta a este blog, en teoría trilingüe (español, inglés, alemán), a veces freno mi creatividad con la excusa de que tengo que traducir cada artículo que escribo a dos lenguas en función de cual sea la lengua original en la que lo escribo. Es una cuestión de tiempo, si todos los artículos que escribo tengo que traducirlos, hay muchas cosas que no escribo en el momento pensando que las escribiré más tarde y… finalmente se quedan en el tintero, léase mi cabeza (he de confesar que la lengua que más lo sufre es el alemán).

Así que, por esta vez, me libero de la excusa de tener que traducir a otras dos lenguas y escribo en la que es mi lengua materna (quizás haya alguien en el universo que quiera traducirlo a otras lenguas)

Esta mañana he podido acudir al II Congreso de mentes brillantes que se celebra en el Palacio de Deportes de Madrid que lleva por título “El ser creativo”. Para mí, la principal y obvia conclusión es que hay que innovar y decir cosas nuevas. No sé si innovaré y diré algo nuevo en este artículo, pues la premura con que quiero publicarlo, probablemente me convierta en un mero transferidor de lo que allí he vivido. Espero atinar con la paráfrasis.

La mañana ha estado dividida en dos partes. En la primera, que llevaba por título ¿De dónde venimos?, participaron el físico Juan Pérez Mercader, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga (premio Príncipe de Asturias de investigación científica y técnica) y el divulgador científico Eduard Punset.

La ciencia y la tecnología nos ofrecen un montón de posibilidades y lo que hay que hacer es que esas posibilidades lleguen a cuantas más personas mejor. Hay que beber de las ideas. Juan Pérez Mercader habló sobre el origen de la vida desde el punto de vista de la física. A comienzos del siglo XXI, estamos en una situación en la que empezamos a poder entender un poco, con detalle científico, por qué estamos aquí. ¿Cuál va a ser el futuro del planeta? ¿Qué debe hacer la humanidad? El universo tiene unos 13.700 millones de años de antigüedad. Sabemos que en nuestro planeta hay compuestos orgánicos que tienen unos 9.000 millones de años. El origen de la Tierra se remonta a unos 4.600 millones. Así que si esos elementos más antiguos han venido del exterior. La vida en la tierra apareció hace unos 3000 millones de años. Nuestra galaxia alberga aproximadamente 400.000 millones de estrellas. Sabemos que el universo, con todas sus galaxias está en expansión. En esta expansión hay tres elementos importantes: la materia ordinaria, la energía oscura (constante cosmológica) y la materia oscura. El universo cambia y en ese cambio se van produciendo diferentes objetos. Parece que con estos números astronómicos, Atapuerca, la aparición del ser humano, fue antes de ayer. Sin embargo, como expuso Juan Luis Arsuaga, Atapuerca tiene 6 o 7 millones de años de antigüedad,

Arsuaga hizo tres preguntas a las que fue dando respuesta: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? Las dos primeras quedaron respondidas por Charles Darwin hace muchos años: somos el resultado de un largo viaje evolutivo. Cuando nos preguntan quiénes somos, solemos decir, me llamo Fulanito, nací en tal o cual sitio, mis padres son… etc. Una persona amnésica, por ejemplo, no sabe quién es: ¿sigue siendo humano alguien que no sabe quién es? Aquí entra en juego la consciencia. Darwin jamás pensó ni expresó en ningún momento que viniéramos del mono. Arsuaga tampoco piensa que vengamos del mono. Sin embargo, lo que sí que Juan Luís Arsuaga se atreve a conjeturar es que, muy probablemente, Darwin pensaba lo que él también piensa, a saber: no venimos del mono, sino que SOMOS MONOS. Unos monos muy particulares, eso sí.

Arsuaga, para explicar la aparición del ser humano, recurrió a unas diapositivas mentales, descritas con palabras, no visuales:

Tren del tiempo: un tren con personas de todas las edades mirando hacia el punto de partida en sentido contrario a la dirección del tren.

Monos sociales: una selva africana, una selva oscura, cerrada, es de día pero no hay demasiada luz debido a la frondosidad de la vegetación; hace calor y hay humedad, vemos unos grandes simios (son nuestros antepasados); es la parada “estación África”. Son arborícolas, frugívoros, se juntan cuando hay muchos frutos, tienen grandes cerebros, es decir, están más encefalizados. Si nos fijamos en sus rostros, vemos que su mirada es oscura (no tienen blanco en los ojos, como ocurre actualmente con los chimpencés), detrás de esa mirada no percibimos exactamente un yo (un ser consciente), viven en una especie de bruma, no terminan de ser conscientes, los pequeños están con sus madres.

A plena luz: la sabana, paisaje luminoso, hace calor, el sol es muy brillante. Es la parada “Estación África hace 2 millones de años”. Están desnudos de cuerpo y están plenamente erguidos. Forman grupos en los que hay machos, hembras y funcionan como un verdadero grupo. Su cerebro es el doble que los anteriores seres de mirada oscura. Ahora sí que son los seres más encefalizados de la tierra. Su mirada es blanca. Son conscientes. Disponen de tecnología lítica. Ejercen el dominio ecológico. La partida se desarrolla en el terreno social.

Una segunda piel: Atapuerca. Hace mucho frío. Homínidos. Llevan pieles. Llevan una herramienta en la mano. Velan a un muerto ¿qué harán con él?

Un grupo humano ante el fuego. Estos humanos se adornan. Tienen su cuerpo cubierto de adornos, cada centímetro de piel tiene significado. Pintan, dibujan signos abstractos, la naturaleza es sagrada, el pensamiento es mágico.

Dueños del futuro: un grupo de jóvenes en un local, apasionados, hablan del futuro, en la mesa hay comida basura, tienen un proyecto, se enfrentan a lo desconocido, se sienten por ello vivos y activos, porque poseen el futuro.

Última diapositiva: tren en el que viajan los jóvenes trabajando en un proyecto y ahora miran hacia delante.

Arsuaga dice que la pregunta auténtica no es ¿hacia dónde vamos?, sino ¿ahora qué vamos a hacer?

Si tú, lector, piensas que no vienes del mono, ¡tienes razón! Eduard Punset te diría que vienes de una sanguijuela… En cualquier caso, somos distintos del resto de los animales. Antes se decía que éramos distintos porque utilizamos herramientas, pero también hay otros animales que las usan. Luego, nos llegaron con el cuento de que lo que nos distingue es el lenguaje, sin embargo los cetáceos también utilizan el lenguaje para comunicarse… y muy bien. Sin embargo, sí que somos distintos por nuestra capacidad para disfrutar, para intercambiar información a través de las redes sociales. Estamos metidos en algo que nunca antes hemos experimentado.

Hay tres hallazgos importantes en neurociencia:

  1. La plasticidad cerebral. Estamos programados para ser únicos. Mediante nuestra experiencia individual podemos cambiar el cerebro. Podemos transformar el mundo. Ahora podemos intercambiar opiniones.
  2. Los humanos somos delicados a la hora de controlar nuestros instintos. Hace falta cierta autoestima o sentimiento de seguridad para lidiar con el vecino. El primer día de curso es fácil ver los alumnos a quienes les falta el afecto y quienes han crecido con sospecha del resto del mundo. Por fortuna, la gran mayoría quieren profundizar en el conocimiento de los demás.
  3. Confianza en la intuición. Estamos palpando que en el inconsciente de cada persona de una complejidad tal que supera con mucho el reducido espacio que ocupa el pensamiento racional. Mundo emocional.

Realmente, por primera vez en la historia de la evolución, podemos intentar que la gente gestione mejor sus emociones. Hay que conciliar entretenimiento y conocimiento. Las emociones cuentan y hay que desarrollar la capacidad de trabajar en equipo, es un error jerarquizar las competencias.

En la segunda parte de la conferencia, intervinieron el economista Serge Latouce, el especialista en publicidad Mark Woerde, el neurocientífico Mario Alonso Puig, y el economista David Kozevik.

Serge Latouche habló de su teoría del decrecimiento sostenible y de la educación para el decrecimiento. Actualmente, vemos todos los problemas a través del prisma de la economía. Hay que hacer una antropología de la pobreza. Hemos construido una sociedad creciente, que no crece para satisfacer al ser humano, sino que crecec por crecer. El resultado es la catástrofe. Latouche habla de drogados y drogadores. La mayoría de los seres humanos somos los drogados. Ese decrecimiento, esa desmundialización consta de 8 pasos: reevaluar, reconceptualizar, reestructurar, reubicar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar. Tenemos que alcanzar el buen vivir y el decrecimiento. Hay que resistir al Estado del absurdo.

Mark Woerde habló del márketing pro social. Según él, basado en un estudio científico (el libro y la investigación en inglés se pueden descargar gratuitamente en letsheal.org), la publicidad curará al mundo. Esta investigación se llevó a cabo en 16 países, entre los que se encuentra España, y se entrevistaron a 24.000 personas. Ha llegado el tiempo de una cambio de paradigma en el campo de la publicidad de marcas. Las personas quieren marcas que ayuden a los demás. Hay que vivir una vida con sentido. El 85% de los encuestados quieren vivir una vida con sentido. El 16% no busca sentido, lo cual resulta chocante, pues la mayoría de personas que viven una vida sin sentido, caen en la depresión. El 59% quieren ayudar a otros, pero carecen de tiempo, dinero, energía e inspiración. Las mayores preocupaciones son la salud, la naturaleza y los derechos humanos. El 64% prefieren marcas prosociales. Mark Woerden, para escribir su libro, se basó en las teorías éticas del cordobés Maimonides.

El siguiente en hablar fue Mario Alonso Puig quien comenzó con un “hay que querer a España”, sobre todo, porque estamos viviendo una situación difícil. Su ponencia fue la más aplaudida por todos y concluyó con un “todos tenemos una cita con nuestro destino”.

El último ponente, David Konzevik, habló de su “revolución de las expectativas” y de un mundo en que la comunicación es instantánea y hay una explosión del conocimiento. Para Konzevik son más importantes los teléfonos inteligentes (SmartPhone) que las redes sociales. Cada vez es más difícil estar al tanto de todo… Y eso tendrá sus consecuencias.

Basta por hoy. No obstante, querido lector, te dejo con una pregunta: ser creativos, ¿para qué? Yo lo tengo claro.

Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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