Acudí de Madrid a Valladolid sin conocernos en persona. El día anterior habíamos conversado por teléfono y quedamos en vernos al día siguiente. El doctor José Carlos Pastor, oftalmólogo y fundador del IOBA (Instituto de Oftalmobiología Aplicada de la Universidad de Valladolid), es un hombre muy campechano, con gran entusiasmo y con un humor socarrón, ácido. Su extensísimo currículo profesional y académico está lleno de logros y premios, pero lo que más me llamó la atención fue su enorme humanidad.
Unos días antes, había visto un vídeo suyo por internet. Fue de ese modo como me enteré de que el doctor Pastor padece un cáncer prostático terminal. Me llamó la atención el modo en que hablaba de ello: con total consciencia y naturalidad, con aceptación, con mucho humor y, sobre todo, con muchísima empatía. Unos días después, volví a ver otro vídeo en el que José Carlos Pastor contaba que cáncer estaba ya en una fase metastásica que lo había dejado parapléjico. Entonces me dije que tenía que conocerlo y conversar con él en persona, fuera como fuera.
Me puse en contacto con la médica Mónica Lalanda, especialista en medicina gráfica, a quien conozco. Le pregunté si tenía trato con José Carlos Pastor. Mónica me contó que fue su profesor durante los años de estudio en la Universidad de Valladolid. Y, sí, tenía trato con él. Le comenté que quería hacer un episodio de Sapere aude – Atrévete a saber con el doctor Pastor y que tenía muy claro cuál sería el título: Ver el mundo. «¿Podrías preguntarle si le apetece grabar un episodio conmigo?», pregunté. Al cabo de un rato, Mónica me dijo que le había escrito y que el doctor Pastor había aceptado. Me proporcionó su teléfono y lo llamé. Mantuvimos una breve conversación telefónica en la quedó patente su buen sentido del humor. Quedamos en vernos al día siguiente. Y así fue.
Cuando llegué a su casa, me abrió la puerta su hija Ana, que es veterinaria, quien me condujo a la habitación donde esperaba José Carlos Pastor. Nos saludamos. Un hombre muy afable, buen conversador y muy, muy generoso. Ambos éramos muy conscientes de que esa sería, muy probablemente, la primera y última vez que conversaríamos en nuestras vidas. Y, desde luego, mereció la pena conocerlo en persona y compartir apenas un par de horas.
Nuestra conversación, a calzón quitado, quedó registrada en el episodio n.º 72 de la serie. Creo que quien la escuche, comprobará la gran humanidad y generosidad del doctor José Carlos Pastor. Él mismo da muestra de su generosidad cuando habla de su ex mujer, Alicia, de sus dos hijos mayores Salvador y Carlos Pastor Idoate, también médicos, de su mujer la doctora Margarita Calonge y de sus dos hijas menores Ana y Sara Pastor Calonge. En el breve tiempo que pasé en su casa, apenas conocí en persona a su hija Ana y a su mujer, la doctora Calonge, de quien José Carlos Pastor solo habla maravillas.
La verdad es que me sentí un verdadero privilegiado. El profesor y doctor José Carlos Pastor es un hombre con estrella. Cuando su vida se agote, esa estrella brillará en el cielo para aquellas personas que la busquen. Si este episodio sirve para que los buscadores de estrellas la encuentren, me doy por satisfecho.
Mi agradecimiento eviterno para este hombre quien tan generosamente me regaló sus palabras.
Michael Thallium
