Blog > 
Cincuenta episodios y una celebración

Cincuenta episodios y una celebración

Esta semana celebra uno un hito personal. Hito, porque es un hecho fundamental; personal, porque es propio de mi persona, entiéndase, que «probablemente» sólo a uno mismo le incumba. El entrecomillado de probablemente tiene su razón de ser, porque en el fondo uno desearía que la incumbencia de ese hito atañera positivamente a otras muchas personas: acaba uno de grabar y crear el episodio n.º 50 de la serie Sapere aude – Atrévete a saber. ¡Cincuenta episodios, que se dice pronto!

Cuando comenzó uno con la serie, jamás pensó que terminaría conversando cara a cara con personas tan variopintas e interesantes, todas ellas seres humanos que, por alguna razón, son dignos de modesta admiración, es decir, son humildemente admirables. El colofón de estos primeros cincuenta episodios lo encarnó Antonio Pau, jurista, músico, escritor y traductor. Antonio Pau es un autor a quien uno admira por su abrumadora y callada labor. Otro sabio más que añadir a la lista. El episodio lo hemos titulado Ley, literatura y música, un título que lo dice todo y en exceso: ley porque esa ha sido la profesión propiamente dicha de Antonio Pau, literatura porque es su vocación, y música porque también es otra vocación.

Durante nuestra conversación, hablamos brevemente sobre cinco libros de Antonio Pau: Felisberto Hernández. El tejido del recuerdo, fantástica biografía del gran cuentista uruguayo y libro por el cual uno conoció a Antonio Pau; Herejes, un libro interesantísimo que recoge los casos de veintiocho herejes; Gatuperios, un divertido librillo, de apenas cuarentaiocho páginas, que evoca la infancia de Antonio a través de los gatos de su vida; su estupendo Manual de escapología, que recoge treinta tipos de escape o huida del mundanal ruido; y, por último, Música y poesía del tango, un libro ameno y sorprendente para quienes quieran conocer los orígenes del tango, no en vano Antonio Pau defiende que el tango auténtico es uruguayo…

Más de una vez, alguna amiga bienintencionada le ha comentado a uno que quién iba a escuchar estos episodios… Lo decía porque consideraba que uno tenía que entrevistar a personajes con mayor tirón mediático y tratar temas de actualidad que interesen más a la gente de a pie para lograr así una audiencia multitudinaria con cientos de miles, quizás millones, de oyentes. Nunca ha sido esa la intención con la que se ideó esta serie. Uno es muy egoísta: lo hace, en primer lugar, porque le gusta y, en segundo, porque cree que quizás a alguien más pueda interesarle lo que a uno mismo le encanta. ¿Recuerdan el probablemente entrecomillado del principio?

El propósito de esta serie es conocer un poco mejor a las personas que participan en ella por medio de la conversación sencilla y sincera, de la palabra desnuda. En el fondo se trata de atreverse a saber, en el sentido de entenderse uno mismo con lo que le rodea, y de aprender cosas nuevas y otras cosas que quizás no sean tan nuevas, pero que nos llegan por primera vez y nos tocan.

Ahora llegan los agradecimientos, esos que casi nadie lee, porque suele tratarse de una lista con nombres propios que a pocos importa. El colofón de estos primeros cincuenta episodios —ya lo ha escrito uno antes— lo encarna Antonio Pau, pero Sapere aude – Atrévete a saber no hubiera sido posible sin la participación de todas estas otras personas: Joan Manuel Gisbert, el primero de los participantes y escritor que marcó literariamente la pubertad y adolescencia de quien suscribe; Alberto Enríquez Perea, por compartir sus conocimientos sobre Alfonso Reyes y el exilio español en México; Diego Fortes, director de orquesta que, además de música, le regaló a uno la amistad sincera; Jesús Martínez «Alcaraván», el librero más antiguo de Urueña y propiciador de unos cuantos episodios de esta serie; David Moliner, compositor valenciano en busca del equilibrio entre expresividad y música; Carmen González Castro, talentosa artista y pintora granaína, persona de vasta cultura, gran amiga y artífice de la portada de Me creí inmortal hasta que me morí; Fernando Buide, organista y gran compositor gallego; Tobias van der Pals, violonchelista descendiente del gran compositor Leopold van der Pals, cuya música, interpretada por Tobias y Elisabeth Zeuthen al violín, es la sintonía de esta serie; Ignacio Sanz, estupendo escritor y magnífico narrador oral, propiciador también de otros episodios de la serie; Hachè Costa, compositor singular donde los haya, amén de persona inquieta que toca todos los palos, filosofía y teología incluidas; Juan Pedro Ortuño, sacerdote y filósofo, con quien uno ha compartido muchas tertulias; José Antonio Abella, médico y escritor fabuloso, más que un amigo, el hermano mayor que uno desearía tener; David George Haskell, biólogo y escritor que le descubrió a uno las maravillas de la naturaleza y sus sonidos; Rafael Micó, historiador y el mayor especialista en cultura argárica; Rebeca Martínez, amiga desde la infancia, con eso queda todo dicho; Mónica Lalanda, médica y creadora de la medicina gráfica; Fernando Bonelli, cineasta y persona conciliadora de enorme talento y envidiable modestia; Estefanía González, fotógrafa y regente junto a su marido de Tamán, la fonda de auténtica comida mexicana en Madrid; Miriam Moreno, filósofa, y Andrés Trapiello, escritor a quien uno admira sinceramente y le debe el descubrimiento de muchos otros autores y libros; Alex Piñeiro, actriz, artista, cantante y otras muchas cosas, además de directora de Existo Radio, con quien uno conectó de inmediato; Joaquín Díaz, toda una institución del folclore español, músico, hombre culto y sereno, cuya Fundación en Urueña ha contribuido a la difusión y conservación del patrimonio musical español; Manuel López Puertas, físico con quien uno aprendió mucho de meteorología durante una brevísima estancia en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, en Granada; Joaquín Leguina, a quien uno descubrió en su faceta literaria e intelectual, mucho más interesante que la política; Rachel Flowers, un prodigio musical asombroso y una mujer admirable de cuya amistad uno se honra; Manuel Álvarez, Manolo para los amigos, músico, trombonista, pianista y una persona de mucho ingenio y humor tan inteligente como contagioso; Amparo Siller, conocida como Srta. Siller, su alter ego artístico, vanguardia del cabaret y la danza sicalíptica; Emilio Pascual, un sabio, eso lo dice todo; María Fernández, la librera de la Calle Echegaray en Madrid, mujer emprendedora y dueña de la librería Crazy Mary; Tomás García Yebra, periodista y escritor de vida muy singular, rodeado de libros, de un huerto y creador de la librería-museo «Historia secreta de Las Navas del Marqués»; Ignasi Cambra, magnífico pianista de fino oído que recorre el mundo sacando sonidos que nadie más que él ve; Juan Manuel Bonet, especialista en arte, poeta, escritor, coleccionista, hombre de una vastísima cultura y grata conversación; José Mateos, poeta y dramaturgo jerezano de voz serena y emoción viva; Joel Frederiksen, cantante y laudista con una voz profunda, envolvente y bella; Jaime García, artista multidisciplinar, escritor, poeta, pintor, padre de Asia; Teresa Laiz, la voz de las castañuelas en el siglo XXI, mujer de gran talento y enorme capacidad de trabajo; José Miguel Moreno, lutier y laudista, hombre sencillo, natural, su Ars Melancholiae es arte puro y un monumento a la música de Silvius Leopold Weiss; Raquel García-Tomás, compositora catalana cuya música se programa e interpreta asiduamente en los últimos años; Ignacio Herrera, hombre culto, gran gestor cultural, melómano, y actual director de la Real Maestranza de Caballería de Ronda; José María Sánchez-Verdú, compositor e intelectual, ávido lector, amante de la caligrafía y de los palimpsestos, escribe música para los antepasados, no para el futuro; Ricardo Llorca, compositor que ha desarrollado su carrera a caballo entre Estados Unidos y España, culto, disfrutón y laborioso hasta la saciedad; Sabela García Fonte, violinista y gestora cultural y actualmente directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia, con sede en Santiago de Compostela; Tomás Sánchez Santiago, gran poeta, magnífico escritor, de prosa exquisita, su Calle Feria es una obra maestra, y sus ojos ven todo aquello que a los demás nos pasa inadvertido; José Ramón Sánchez, toda una institución del dibujo y la ilustración en España, artista incansable de profunda fe religiosa y uno de los fundadores de la editorial Valnera; Jesús Carazo, escritor, estupendo novelista y excelente dramaturgo, culto, laborioso, generoso y grandísimo conocedor de la literatura francesa y española; y Luis María Linde, economista, activo participante en la Transición española, ex gobernador del Banco de España y uno de los fundadores de Revista de libros, sin él la revista habría desaparecido hace muchos años.

A todos ellos, gracias; y a los que vengan en los próximos cincuenta episodios, bienvenidos.

Michael Thallium