Este pasado fin de semana participé como voluntario en el Encuentro de mujeres africanas y españolas emprendedoras organizado por la Fundación Mujeres, en Madrid. En este acontecimiento se reunieron unas 150 mujeres de distintos países de África y algunas representantes de España. Me asignaron tres países a los que prestar apoyo durante el encuentro: Liberia, República Democrática del Congo y Nigeria. Durante tres días, estuve rodeado de fantásticas mujeres emprendedoras. Todas ellas con una historia y un proyecto sobre sus espaldas. Podría hablar de muchas, incluidas todas esas mujeres que participaron como voluntarias. Sin embargo, hubo una de ellas que me llamó muchísimo la atención por su forma de desenvolverse y su actitud proactiva desde el primer momento. Su nombre es Tina J. Kpan. Era la representante de Liberia.
Recuerdo que cuando recibimos a todas esas emprendedoras, le comenté a una compañera mía: «Estoy seguro de que esa de ahí es Tina». Y no me equivoqué. La reconocí entre la multitud sin haberla visto antes en mi vida. Durante tres jornadas tuve el honor y el placer de acompañar a esta liberiana con una visión, un empuje y un entusiasmo contagiosos. Tina J. Kpan es la dueña de KaSaWa, una empresa y ONG de “moda para el desarrollo”. Tina creció en una familia cuyo lema era “compartir”, pero no lo tuvo fácil. Cuando Liberia entró en guerra civil a comienzo de los 90, Tina sufrió el primero de los grandes golpes: mataron a su marido y tuvo que partir exilada con su hijo de cinco años a un campo de refugiados en Ghana. Allí padeció el hambre y una alergia que la debilitó hasta tal punto que un día pensó en suicidarse… No lo hizo, porque miró a su hijo y se dio cuenta de que si se quitaba la vida, su niño se quedaría huérfano y desamparado. Entonces tomó una decisión que le hizo medrar en la vida: hacer de su don una profesión. Tina era muy buena diseñando, haciendo vestidos y artesanía. Así que empezó a hacer pequeñas piezas que ella misma vendía a las personas que trabajaban en los bancos de Ghana. Con el dinero que le daban, compraba más material y hacía más piezas. Poco a poco fue haciéndose con más dinero hasta que llegó a abrir una tienda de moda en Ghana.
Pasaron los años y, hace dos, Tina pudo regresar a Liberia –por cierto, el primer país africano con una mujer al frente del gobierno, Ellen Johnson Sirleaf− y comenzar un proyecto con niños huérfanos y prostitutas a quienes Tina emplea en el diseño y fabricación de la ropa y artesanía. El dinero que obtiene de la venta de estos productos lo invierte en ayudar a esos niños y mujeres a quienes recoge de la calle y a quienes da la oportunidad formarse y recibir una educación −Liberia tiene alrededor de un 80% de analfabetismo.
Una de las veces en que almorcé con Tina, me comentó: quiero ayudar a esos niños, porque sé que mi hijo podría haber sido uno de ellos. Todos tienen un don y les enseño a descubrirlo.
Y tú, ¿qué don puedes convertir en una profesión?
Michael Thallium
Reserva tu sesión de coachingI met Tina J. Kpan at the African and Spanish Women Enterpreneurs Meeting in Madrid, organized by Fundación Mujeres on 25th, 26th and 27th June 2010. I had never seen her before, but I spotted her among 150 African women from the very first day. I had the honor and the pleasure to assist her for three days and I was amazed by her enthusiasm, creativity and proactivity. She, like many other women in Africa, has suffered the terrible consequences of war. Her husband was killed when the Liberian Civil War started and she had to move with his 5 year old boy to a refugee camp in Ghana. While being there, she suffered from an allergy which caused her lot of pain, apart from the pain of being a refugee in a foreign country. It was too much for her and one day she was determined to suicide. However, when she looked at her little boy she realized that, if she would commit suicide, his son would remain alone on his own. She saw a light in the darkness and decided to turn her gift into a profession. What was her gift? Design, making clothes, arts & crafts. Little by little, she started selling more and more of her works up to a point when she was able to set up a fashion shop in Ghana. Years went by and then, two or three years ago, Tina came back to Liberia and started the KaSaWa project: Liberian Fashion for Development. She helps orphan children and prostitutes: “You know, my boy saved my life many years ago, and when I think that my boy could have been one of those children I help… I just have to help them”.
Her message is clear: make your gift a profession and share. When are you going to start then?
I would like to thank Fundación Mujeres and all the women who participated at the meeting in Madrid for their sharing!
Michael Thallium
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