Uno de los obstáculos para conocer la vida del pasado es que los seres humanos tendemos a dar por sentado que las cosas siempre han sido así y que, por suerte o por desgracia, tenemos una memoria bastante cortoplacista. A muchos de nosotros nos resulta incluso difícil acordarnos de aquellos años de nuestras vidas en los que no existía el teléfono móvil. Y a quienes hayan nacido ya con móviles, les resultará muy difícil imaginarse una vida sin ellos, sin poder buscar inmediatamente por Internet algo que no sabemos o queremos saber. ¡Cuán difícil aún no será imaginarse la vida de las personas de hace unos 1.200 años! Y si ya nos metemos en la vida musical de aquel entonces, ¡ni te cuento!
Hace poco me dio por indagar sobre los documentos musicales no anónimos más antiguos que se conocen. Di con tres compositores que durante algún tiempo de sus vidas coincidieron temporalmente en este planeta Tierra: Otfrid von Weissenburg (ca. 800- ca. 870), Kassia (ca. 810-ca. 865) y Notker Balbulus (ca. 840-912). Dos hombres y una mujer. Una mujer, Kassia, de la Europa del Este, del Imperio Bizantino; y dos hombres, Otfrid y Notker, de la Europa central. Esa convivencia temporal en este planeta no conlleva en modo alguno que se conocieran en persona. La comunicación en aquella época era muchísimo más lenta que en la actualidad, y las distancias, aún siendo las mismas que hoy, en muchos casos eran insalvables. Sin embargo, sí que cabe la posibilidad de que Notker Balbulus, cuando menos, oyera hablar de Otfrid von Weissenburg, pues este había escrito una dedicatoria al final de una de sus obras, Liber Evangeliorum, a dos monjes amigos suyos, Hartmuat y Werinbert, de la abadía de San Galo, abadía de la que Notker era monje.
Aventurarse a conocer cómo fueron las vidas de estas tres personas es hacer meras conjeturas, pues hay muy poca información al respecto. Las fechas de nacimiento y fallecimiento — excepto la de fallecimiento de Notker Balbulus — son aproximadas. Si tomamos como válidas —extremo que no puedo confirmar — las fechas de fallecimiento de Otfrid (870) y Kassia (865), entonces hay un periodo de al menos 15 años en el que los tres fueron contemporáneos.
Otfrid von Weissenburg es el primer poeta conocido que escribió en alemán, mejor dicho, en la lengua de los francos — «frank» en alemán significa “libre”; los francos eran libres del Imperio Romano —, un dialecto del sur del Rin. Y por ello muchos lo consideran el “padre de la literatura alemana”. Desempeñó buena parte de su carrera como teólogo, monje y científico en la Abadía de Weissenburg, en Alsacia — actualmente Wissembourg, en Francia — y de ahí viene su nombre. Fue discípulo de Rabano Mauro (ca. 780-856) con quien estudió en la abadía de Fulda, en Hesse. El Ensemble Officium dirigido por Wilfried Rombach hizo una grabación del Liber Evangeliorum de Otfrid para el sello Christophorus que recomiendo a toda persona que quiera conocer parte de la historia y música del periodo carolingio.
Kassia nace en Bizancio — actualmente, Estambul, en Turquía —, es decir, a unos 2.000 km del área geográfica en que se movió Otfrid von Weissenburg, lo cual hace muy improbable que supieran la una del otro o viceversa. Kassia pertenecía a la Iglesia Ortodoxa Bizantina y fundó un convento del que fue primera abadesa. Durante su vida compuso himnos con melodías y armonías bien distintas a las de su contemporáneo católico Otfrid. El conjunto VocaMe grabó parte de esos himnos de Kassia para el sello Christophorus en 2009. Esta es otra de mis recomendaciones, no ya solo por su calidad, sino porque Kassia, amén de defensora de la mujer — quizás de las primeras feministas — es la primera compositora de la que se tiene constancia hasta la fecha, casi tres siglos antes que la más conocida Hildegard von Bingen (1098-1179).
Notker “El Tartamudo” — pues eso es lo que significa “Balbulus” en latín— vivió a poco más de 200 km de distancia de Otfrid, en la Abadía de San Galo — en la actual Suiza —, lo cual hace probable que sí que llegaran a saber el uno del otro, porque, además, ambos pertenecieron a la Orden Benedictina. Notker fue quien introdujo en Alemania las “secuencias”, una innovadora forma de separar las sílabas latinas haciendo melodías melismáticas. El Conjunto Ordo Virtutum dirigido por Stefan Johannes Morent grabó parte de la música de Notker para el sello Christophorus en 2010. Sobra decir que esta es otra de mis recomendaciones.
El «padre de la literatura alemana», la «feminista» y el «tartamudo»… Las etiquetas son limitantes y en muchas ocasiones se quedan cortas. Otfrid, Kassia y Notker, tres personas de cuyas vidas sabemos muy poco, pero cuyas obras han pervivido durante más de un milenio entre nosotros. Pensar en ellas me hace preguntarme: ¿cuántas personas contemporáneas nuestras habrá que, a pesar de la inmediatez de la comunicación actual, pasen inadvertidas y ni las conozcamos? Ignoro si alguien escribirá sobre ellas dentro de un milenio, lo que sí sé es que yo no estaré aquí para contarlo. Me basta con conocer y amar todo aquello que mi cerebro buenamente me permita. Y lo más importante: ¡sentirme agradecido por ello!
Michael Thallium
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One of the obstacles to know about life in the past is that we, human beings, tend to take things for granted and we think things have always been like they are and, fortunately or unfortunately, we have quite a short term memory. There are a lot of us who even find it difficult to remember how our lives were some years ago when there were no mobile phones. And those who have already been born in the mobile era find it really difficult to figure out a life without smart phones, a life without being able to search on the Internet what we don’t know or just want to know. How even more difficult, then, can be to try to imagine how life was for people 1,200 years ago! It goes without saying that speaking about how the musical life was back then is almost mission impossible!
Not long ago I decided to find out about the oldest non-anonymous musical documents known. I found three composers who lived around the same time on this planet Earth: Otfrid von Weissenburg (ca. 800- ca. 870), Kassia (ca. 810-ca. 865), Notker Balbulus (ca. 840-912). Two men and a woman. A woman, Kassia, from East Europe, from the Byzantine Empire. Two men, Otfrid and Notker, from Central Europe. It is true, they shared a limited period of time on the surface of the Earth, but that doesn’t mean they ever met. Communication back then was way much slower than it is today, and distances were insurmountable obstacles in many cases. However, there might be chances that Notker Balbulus could have heard of Otfrid von Weissenburg, because the latter had written a dedication to Harmuat and Werinbert at the end of his Liber Evangeliorum. Hartmuat and Werinbert were two friends of his and monks at the Abbey of Saint Gall, in present Switzerland. And Notker was a monk of that same abbey.
Finding out about the lives of these three people is something like venturing into the unknown, because there is very little information about them. Their dates of birth and death, except for Notker Balbulus date of death, are just approximate. If we consider valid — something that cannot be confirmed — the dates of death of Otfrid (870) and Kassia (865), then we could say there is a period of time of at least 15 years where these three were contemporaries.
Otfrid von Weissenburg is the first known poet to write in German, or rather, in the language of the franks — “frank” in German means “free”; the franks were free from the Roman Empire —, a dialect of the Southern Rhine. That’s why Otfrid is considered by many the “father of German language”. He spent a big deal of his career as a theologian, monk and scientist at the Abbey of Weissenburg, in Alsace — currently called Wissembourg, in France —. This is where Otfrid’s surname comes from. He was a disciple of Rabanus Maurus (ca. 780-856) with whom he studied at the Abbey of Fulda, in Hesse. The Ensemble Officium conducted by Wilfried Rombach recorded part of Otfrid’s Liber Evangeliorum for the music label Christophorus. I strongly recommend this recording to anyone who would like to know part of the history and music of the carolingian period.
Kassia was born in Byzantium — currently Istanbul, in Turkey —, that is, about 2,000 km from Otfrid von Weissenburg’s stomping ground. This makes very unlikely that they could have ever met or even heard of each other during their life time. Kassia belonged to the Byzantine Orthodox Church and she founded a convent of which she was its first abbess. During her life, she wrote numerous hymns with melodies and harmonies quite different from those of his catholic contemporary Otfrid. The Ensemble VocaMe recorded part of her hymns for the label Christophorus in 2009. This is another recommendation of mine for you, not only because of its quality, but because Kassia — besides being an advocate for women rights; maybe one of the first feminists — was the first female composer we know of, almost three centuries before the better known Hildegard von Bingen (1098-1179).
Notker “The Stutterer” — this is actually what “Balbulus” means in Latin — lived just over 200 km away from Otfrid, at the Abbey of Saint Gall. So, it seems quite likely they could have met or, at least, heard of each other. They both belonged to the same Benedictine Order. Notker introduced the “sequences” in Germany. That was a new way of separating the Latin syllables when singing by using more melismatic melodies. The Ensemble Ordo Virtutum conducted by Stefan Johannes Morent recorded part of Notker’s music for the label Christophorus in 2010. Needless to say this is one of my recommendations as well.
The “father of German literature”, the “feminist” and “the stutterer”… Labels are always limiting and they usually fall short. Otfrid, Kassia and Notker, three people whose lives are quite unknown to us today, but their works have lived on for well over 1,000 years now. When I think about them, I can’t help but wonder: how many of our contemporaries are ignored despite the present immediacies of communication? I don’t know either who will write about them in 1,000 years time. What I really know is that I will no longer be here by then to tell their story. I just settle for knowing and loving everything that my brain allows me to. And the most important thing: feeling grateful for it!
Michael Thallium
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