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Una alternativa a la fusión lumbar

Una alternativa a la fusión lumbar

Querido Michael:

El pasado viernes 6 de julio le dieron el alta a mi hijo. La operación se realizó una semana antes, el 29 de junio, en un hospital muy conocido de Madrid. Hasta el momento parece que todo va bien y ahora queda un largo periodo de rehabilitación especial para su situación.

Te escribo esta nota para agradecerte tu interés y también para ponerte al tanto de lo que se ha hecho.

Como sabes, llevamos una larga temporada detrás de este asunto. Desde que aparecieron los primeros dolores (hace un año y medio, más o menos), las sospechas se centraron en la zona lumbar de la espalda, concretamente, en la L1-S5. En este largo periodo hemos estado dando tumbos de un sitio a otro con infinidad de pruebas y en todos los sitios las conclusiones siempre eran las mismas: “con los resultados de las resonancias magnéticas no está justificado el dolor que siente el enfermo y muchísimo menos cualquier tipo de intervención”. Creo que solo aquellas personas que han estado en la misma situación serán capaces de entender el estado físico y psicológico en el que se encontraba no solo él, sino también todos los que estamos alrededor de él al ir comprobando cómo, poco a poco, iba perdiendo la movilidad y aumentando el dolor. Aquello que empezó con molestias se había convertido en una estancia casi al 100% en  cama y varios analgésicos, antiinflamatorios e incluso ansiolíticos al día. En abril, nos enteramos de que había una prueba definitiva para conocer el estado del disco. Esta prueba se llama “discografía” y nosotros no sabíamos que existía. Es más, creíamos que con la resonancia magnética se conocía el estado del mismo, pues todos los doctores así nos lo hacían creer, más bien por omisión de la información o de la posibilidad de dicha prueba. Y todo ello después de haber sido atendidos en dos hospitales de renombre en Madrid (en uno de ellos atienden a la familia real española).

Una vez que se le hizo la “discografía”, se tuvo la seguridad de que el disco estaba bastante lesionado y que la única solución posible era la cirugía.

Llegados a este punto, la propuesta de cirugía fue la de hacer una “fusión lumbar”, la cual consiste, básicamente, en unir mediante una placa metálica y tornillos dos vértebras para inmovilizarlas. El problema de esta solución es que, al cabo del tiempo (más o menos 10 años), existe una altísima posibilidad de que se dañen los discos colindantes a la zona unida al estar trabajando con más presión de la normal, por lo que para una persona joven no es una solución buena. Esta es la única cirugía oficial que hay al respecto, tanto es así que es la única posibilidad que ofrece la Sanidad Publica incluso las Sociedades Médicas Privadas (al menos las que yo conozco) y tanto es así que incluso en hospitales privados de renombre,  es la única que realizan.

Pero…

Nos enteramos de que hay otra tecnología que básicamente consiste en eliminar el disco dañado y sustituirlo por una prótesis que permita el movimiento de la columna en todos los sentidos. El problema está en que esta técnica en España lleva aplicándose un máximo de 8-10 años y, por el momento, se considera “experimental” (ignoro cuánto tiempo lleva haciéndose fuera de España, aunque supongo que no mucho más). El paso siguiente fue buscar un centro donde lo hiciesen y un neurocirujano que nos ofreciese la máxima confianza. Nosotros nos decidimos por otra clínica muy conocida de Madrid. Aprovecho para indicar que la decisión se tomó básicamente por la confianza que nos ofreció el equipo de cirugía, pero también porque este equipo integraba la rehabilitación en el proceso como parte del mismo y en completa coordinación con aquel (la importancia de esta integración la estamos comprobando ahora tras la operación, y puedo asegurarte que es importantísima). Naturalmente que los costes han de ser asumidos por el interesado (ya que como dije, esta cirugía  está excluida de la oficial)

La prótesis discal básicamente está formada por tres piezas (dos metálicas, que se insertan en las vértebras y una de poliamida que hace de rótula entre ambas), para que te hagas una idea de lo que es, os envío un esquema, de la que le han puesto a mi hijo. Sé que hay varias marcas pero el esquema básico es el mismo:

Prótesis discal

Aunque no soy médico, es evidente que esta solución no tiene el inconveniente de la limitación del movimiento vertebral de la “fusión lumbar”, pero hay más: en el caso de que por alguna circunstancia esta solución no resultase exitosa, existe la posibilidad posterior de hacer una “fusión”; al contrario, si se realiza primero la fusión, no hay posibilidad de implantar posteriormente una prótesis

Y aquí una radiografía, realizada dos días después de la operación, ya con la prótesis:

Radiografía con prótesis implantada

Hasta el momento todo va bien, aunque hay que esperar a que termine la larga rehabilitación que necesita, la cual es obligada, no por la operación en sí misma, sino porque en su caso, los músculos de la espalda están muy debilitados por la larga temporada de inactividad y continuas contracturas.

Te cuento todo esto, porque creo firmemente que de haber tenido información adecuada en el momento adecuado, hubiese ahorrado más de un año de dolor a mi hijo y como, por otro lado, conozco tus múltiples contactos, para pedirte que si sabes de situaciones parecidas, no dudes en ofrecer mi contacto. Con muchísimo gusto comentaré mi experiencia con aquellos que la requieran. Para mí sería reconfortante saber que esta información ha servido al menos a una persona.

Saludos
Julio Mora Antequera

Julio Mora participó en el vídeo titulado «La gratitud nos engrandece». Puedes ver su intervención AQUÍ hacia el minuto 5:50.

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